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Boutique Van Cleef & Arpels Fifth Avenue,
más de 80 años de historia
La boutique Van Cleef & Arpels situada en Fifth Avenue 744 de Nueva York es un lugar emblemático para la Maison, un símbolo que representa su antiguo vínculo con Estados Unidos.
En 1939, Van Cleef & Arpels participó en la Feria Mundial de Nueva York, un momento trascendental en su historia. Louis y Julien Arpels cruzaron el Atlántico a bordo del Queen Mary para representar a la Maison en el pabellón francés. Las piezas que se diseñaron especialmente para el evento, entre las que se encontraba un conjunto Hawaï Passe-Partout, fascinaron a los visitantes por el ingenio y el elevado savoir-faire que se empleó en su creación. Ese mismo año, Van Cleef & Arpels abrió su primera boutique en el Rockefeller Center. Animada por su éxito, la Maison inauguró en 1940 otra boutique en Fifth Avenue, 744. Claude Arpels, el hijo mayor de Julien, se instaló definitivamente en Estados Unidos para desarrollar las actividades de la Maison.
Cautivados por las creaciones del joyero francés, numerosas figuras de la alta sociedad contribuyeron a consolidar su reputación. La condesa Haugwitz-Reventlow, más conocida como Barbara Hutton, era una clienta fiel que contaba con una colección que incluía el famoso clip Fée Ailée de 1941, así como los clips Bailarina y la tiara de diamantes creada en 1967. A lo largo de los años, Jacqueline Kennedy Onassis recibió varias creaciones de Van Cleef & Arpels como obsequio, destacando el anillo de compromiso que le regaló John Fitzgerald Kennedy, el presidente número 35 de Estados Unidos.
La cultura popular estadounidense ha contribuido a dar forma a la visión creativa de la Maison. Esta influencia se aprecia especialmente en los personajes de dibujos animados que sirvieron de inspiración para algunos de los icónicos modelos. Entre los ejemplos se encuentran las colecciones La Boutique, que tuvieron un gran éxito tanto en Francia como en Estados Unidos desde su presentación en 1954. Las relaciones entre Nueva York y París se han estrechado cada vez más gracias a eminentes coleccionistas y a diversas fuentes de inspiración —como la arquitectura local o la fiesta Black and White Ball de Truman Capote— sin olvidarnos de la boutique Fifth Avenue, cuya mítica dirección ha permanecido inalterada.