Apreciada durante milenios en Creta, Asia Central y Extremo Oriente, la cornalina ha inspirado una infinidad de creencias y leyendas. Los antiguos egipcios veían la piedra como un símbolo de la vida, capaz de facilitar el viaje del alma al otro mundo. 

A través de sus cálidos matices, la cornalina irradia alegría y felicidad. Para sus creaciones, Van Cleef & Arpels utiliza principalmente cornalina brasileña, una variedad de piedras que destacan por su transparencia, su color intenso y uniforme, y su resplandor. A menudo, los lapidarios se esfuerzan por armonizar los colores de las gemas de cornalina. Cada experto tiene sus propias técnicas para lograr el tono perfecto.

La cornalina es una piedra relativamente resistente y de fácil mantenimiento. No obstante, para preservar íntegra su belleza a largo plazo, Van Cleef & Arpels ofrece las siguientes recomendaciones.

El pulido espejo dota a la piedra de un brillo especialmente intenso. Para conservarlo, evite la exposición de la joya a productos químicos o que puedan resultar abrasivos, por lo que le recomendamos que evite el contacto directo con perfume, loción o gel hidroalcohólico.

Asimismo, conviene quitarse la joya a la hora de practicar actividades deportivas, para evitar impactos que puedan estropearla.

Por su composición microcristalina, la cornalina puede ser naturalmente estriada. Si se llegara a infiltrar agua, la variación de tonos se puede hacer más palpable, por lo que la Maison le recomienda que no se ponga la joya en entornos cálidos y húmedos (en especial ducha, spa o hammam).