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Malaquita
Piedra opaca de una belleza singular, la malaquita evoca la vitalidad de la naturaleza a través de su tono verde intenso realzado por vetas claras y oscuras. Van Cleef & Arpels selecciona malaquitas que presentan venas rectas y uniformes. La piedra resplandece junto al oro amarillo en las colecciones Alhambra® y Perlée®, entre otras creaciones.
Geste, clips Elephants
Considerada un amuleto de la suerte en otra época, la piedra se ofrecía como talismán protector a niños y viajeros.
Se dice que el nombre malaquita deriva del griego molōchē, una referencia a la planta de malva, conocida por sus hojas de color verde intenso, o alternativamente malakhē, que significa "suave". Debido a sus cualidades estéticas, la malaquita fue muy deseada en el siglo XIX, especialmente en Rusia, donde se utilizaba para adornar iglesias y palacios. Considerada un amuleto de la suerte en otra época, la piedra se ofrecía como talismán protector a niños y viajeros.
La malaquita evoluciona con el paso del tiempo y tiende a adoptar un tono mate. Para preservar la singular belleza de su joya, la Maison le recomienda los siguientes cuidados específicos.
La malaquita es una piedra blanda y delicada por naturaleza, y en su superficie pueden aparecer rayitas. Para preservar su brillo, consérvela en un estuche forrado de tela y separada de otras joyas, para evitar que se raye.
El contacto continuado con agua, calor húmedo, sudor o productos abrasivos de toda índole puede alterar y blanquear la superficie protectora de la malaquita. Van Cleef & Arpels le recomienda que nunca la lleve en entornos cálidos y húmedos (ducha, spa, hammam), y que evite todo contacto con productos como perfume, loción o gel hidroalcohólico.
Los golpes también pueden estropear la piedra, por lo que le recomendamos que se quite la joya cuando vaya a practicar cualquier actividad deportiva.
Para preservar el brillo y color de la malaquita, límpiela delicadamente con un paño seco y suave.